“La única cosa realmente valiosa es la intuición”
ALBERT EINSTEIN
TERMINÓ LA GUERRA y continué enviándoles cartas de amor a los pilotos. Me despertaba con las primeras luces del alba, les sonreía a las fotos dedicadas que colgaban del espejo y me sentaba a escribir.
Escribía a diario a mis pilotos porque afuera todo era gris.
Al regresar del trabajo y cambiar las flores de las tumbas de papá y mamá, me sentía en paz.
En el vecindario decían que estaba loca, que no era más que una solterona amargada, pero ahora que ha estallado de nuevo la guerra, la única casa que no han bombardeado, la única que sigue en pie, es la mía.
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