Concurso patrocinado por el Hotel Mar Menor de Santiago de la Ribera

domingo, 24 de febrero de 2013

(254) Teresa

Teresa cubría compulsiva con maquillaje aquellas señales dejadas por las manos furiosas de David. Sentía profunda la tristeza carcomiéndole, arrebatándole cada brizna de felicidad de su espíritu; ahora tan maltrecho como su faz pintada de mentira. Aquellos golpes recibidos socavaban su conciencia, martilleada por el recuerdo de las desesperadas advertencias familiares.
 Sus manos temblorosas apenas lograban acallar la evidencia en la piel mancillada de su rostro, que se rebelaba mostrando acusador los moratones y arañazos infligidos por David quien, cínico, aseguraba quererla por encima de todo. Y Teresa descubrió al fin su ira, su soberbia y los celos de su mente enferma. Segura de sí, deshizo aquella falsa máscara y saliendo a la calle mostró a todos su infierno.

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