Concurso patrocinado por el Hotel Mar Menor de Santiago de la Ribera

viernes, 22 de febrero de 2013

(243) Palabras

    Se levantaba a las cinco para trabajar, limpiando escaleras, hasta el medio día. Después, resollando, atendía labores domésticas en un chalet. Luego, cuidaba de un anciano enfermo hasta la madrugada.
    Le pagaban una miseria, por eso en el vecindario decían de ella que era muy trabajadora, sacrificada, y su imagen gozaba de buena reputación. Hasta que llegó al límite de sus fuerzas, y volvió a su antiguo oficio de prostituta. Ahora sí era, oficialmente, una mujer explotada. “Lo lleva en la sangre; no le gusta trabajar”, dijeron entonces algunos de sus vecinos. Mas ella no hizo caso y fue a lo suyo, sin dar importancia a determinadas palabras.

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