Vaya historia la vida. A veces
tan grande como un folio y otras tan pequeña como un
papel doblado en la cartera.
De nuevo se sentía perdida, desdibujada en la hoja de su
propio libro. Igual ya era hora de aprender a amarse para no necesitar con
tanto anhelo el amor libre de otra persona. De nuevo apareció ese vacío dentro
de ella, donde su pareja no era capaz de entrar por mucho que golpeara.
Al fin, cansada del maltrato de no ser nadie, dejando atrás
el destino que alguien inventó para ella decidió marcharse. Así que recuperó su
libro de entre las cenizas y comenzó a escribirlo con la tinta de su propia
vida.
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