Concurso patrocinado por el Hotel Mar Menor de Santiago de la Ribera

miércoles, 27 de febrero de 2013

(323) La llamada


Contemplar su rostro marmóreo, y besar su fría piel, me devolvieron a la realidad, había fallecido.
Nunca besar a una madre estuvo tan lleno de vacío, era un adiós sin vuelta de hoja, el resto estaba de más.
Con serena sonrisa sintiendo mi alma partirse en dos, me despedí hasta nuestro reencuentro. La ayude a irse serenamente, como tantas veces atrás ella me había ayudado en mi vida y es que no hay nada más grande que el amor de una madre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario