Hubo un tiempo que me llamaban “Sarasa”, después, “ el rarito”, tras llegar al insti la cosa fue una mutación paulatina entre marica, maricón, afeminado entre amigos, y ya para ser moderno, “el gay”, pero claro, ¿Quién se ha parado a pensar en mis sentimientos? ¡Qué fácil ser hombre o mujer sin más¡ En mi caso, tengo cuerpo de hombre, orino de pie y por supuesto, desde pequeño mis tíos se dedicaban a preguntarme si tenía novia. Nadie me preguntó por cómo me sentía aquel día o si había tenido una buena semana.. Llevo gastados más de 20000 euros en tratamientos, operaciones y todo tipo de trámites “burrocráticos” para que por fin me puedan llamar por mi nombre: Eva.
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