Querido diario,
Aquí estoy
una noche más, viejas costumbres nunca cambian. Pero hoy no voy a hablarte de
mí, sino de mi madre; mi querida y adorada madre. La persona que más me quiere
en el mundo, la persona que me dio la vida. Ésta vida que tanto amo, gracias a
ella. Porque ella es mi pilar base, mi principio y mi fundamento. Ella me
sustenta en mis días más tristes y amargos. Pero también comparte mi felicidad.
Mi educación, entera, se la debo a ella. De otra forma, no sería nadie.
Soy hijo de
una de las personas más bellas que habitan este planeta. Soy hijo de una mujer
grande.
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