Concurso patrocinado por el Hotel Mar Menor de Santiago de la Ribera

lunes, 25 de febrero de 2013

(272) La tercera

Me había colgado el teléfono y eso no me gustó. Yo volvía de la estación del tren algunos minutos más tarde de la hora a la que me solía poner el delantal. Eso le dejaba indefenso ante las dos opciones horribles de entre las que tendría que escoger. Con la primera corría el peligro de enfriarse un poco una mano al poner su plato a calentar. La segunda era terrible: Tendría que sentarse desesperadamente a esperar.

La primera se arreglaba con un guante, la segunda con un sofá. Mi papá se inventó una tercera y lo arregló con un bofetón.

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