Edificios mastodontes. Cientos de farolas alumbran las calles. Toda la ciudad descansa ya a estas horas de la noche.
- Me voy a casa. ¿Te vienes?
- No, aún tengo que acabar unos informes.
- ¡Venga! ¿No pensarás en el puesto de jefe de departamento? El director nunca ha confiado en las mujeres. Ascenderá a Jaime. No hay opción alguna.
- De eso se trata. De que no haya opción. De que no tenga posibilidad de elección. De que tenga que elegirme sin más remedio.
Apoyado en la puerta, su compañero le dirigió una última mirada, le deseó buenas noches y se fue. Pero ella siguió allí, luchando por lo que, a día de hoy, es su puesto de trabajo.
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