Había una vez una niña que soñaba con convertirse con los años, en una mujer inteligente, luchadora y emotiva, pero aún no era consciente de la fortaleza que necesitaría. Lucía, que así era como se llamaba, creció y se convirtió en lo que quería ser a base de mucho esfuerzo, pero nunca llegó a reflejar en sus pensamientos de la infancia, que no solo tendría que vencer sus miedos y superarse cada día, sino que lo tendría mucho más difícil. Trabas, diferencias salariales, escasez de oportunidades, incompatibilidad familiar…todo ello por una sola razón, ser mujer. María nunca dejó de luchar y abanderaba la siguiente premisa: “ Menos competitividad y más cooperación”. Esto nos haría verdaderamente iguales.
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