Vaya tristeza, vaya soledad impuesta por las venas llenas de mal. Qué situación más inesperada. Todo ocurrió al final de las vacaciones y cambió la existencia de los que hasta hacía sólo unos minutos estaban recordando el viaje de su vida. El pasillo se llenó de una niebla espesa de color gris y enturbió las miradas en la sala de espera. Ahora, sólo ella podrá recordar los sabores del último viaje. Él lo acaba de iniciar, solo.
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