Sólo hace unos días desde aquel día. Quedamos. Tomamos café en un local amplio y blanco. Stukas me dice que no tiene nada que ocultar, que lo más grato de esta vida es encontrar a personas que giren en su misma órbita. Utiliza la palabra grato con una frialdad serena que desarma. Yo le argumento que es inevitable que la gente orbite en torno a sus ojos tristes. Y añado: <Las leyes de ámbitos celestes y siderales están contigo, nena. Tienes la física y la astronomía de tu parte.> Se lo toma como un cumplido. <Aunque has de saber que conmigo también están las catástrofes naturales.> El último sorbo del cortado está, por supuesto, frío, pero más dulce.
No hay comentarios:
Publicar un comentario