Al morir mi padre en la Guerra Civil Española a tiro de un monaguillo del pueblo yo tenía catorce años. Cuando yo muera, preguntaba a mi madre de madrugada, ¿me reencontraré con padre?
No. Y respiraba ensanchando el pecho y el vientre. Cuando mueren, unos hombres van al cielo, como tu padre; otros al infierno, como el que lo mató. Me ceñía contra ella, hundía los dedos en mi espalda.La fluorescencia nocturna atravesaba el humo de la guerra y llegaba hasta sus ojos apresados por ese cobertizo donde nos escondíamos. Cercaba su frente en la mía, su herida contra la mía.
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