Querida Ángela:
Te escribo estas letras porque voy a matarte. Quizás, esto sea una manera de parar los hechos, mi deseo.
Estoy harto de tu risa y de tus malos guisos. Harto de tu cariño incondicional, a pesar de los morados. Harto de que cada mañana hagas la cama como a mí no me gusta. Harto del olor a lejía en tus manos. Harto de oírte y de ver en tus ojos el miedo a perderme y no a mis palizas.
No voy a justificarme, voy a librarme de ti. De hecho esta carta la pondré en tu tumba.
Con todo mi cariño,
Tu marido
Ángela se levantó, hizo la maleta y desapareció.
No hay comentarios:
Publicar un comentario