Concurso patrocinado por el Hotel Mar Menor de Santiago de la Ribera

miércoles, 6 de febrero de 2013

(56) Llanto desconsolado


Era una auténtica ironía que aquella habitación tuviera el nombre de "Recursos Humanos", cuando en ella precisamente lo que más se acusaba era la falta de humanidad. Ella pasó su suave mano por el hinchado vientre, intentando contener el llanto ante las palabras que vendrían a continuación. Pero no pudo. Después del "lo siento, pero la empresa debe prescindir de sus servicios" que pronunció él con un tono frío y neutro no pudo escuchar nada más, porque el dolor de cabeza y las naúseas nublaron su mente. Entonces de sus ojos empezaron a manar las lágrimas más dolorosas que existen: no eran de pena, de rencor, de odio o de rabia; eran lágrimas de impotencia.

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