Mi marido trabaja como subdirector de una importante empresa, conduce su propio coche y tiene un sueldo magnífico. Es habitual que llame avisando que llegará más tarde a cenar por quedarse tomando algo con sus amigos o compañeros de trabajo, lo cual me parece fantástico.
Esa misma situación la viví con mi padre y espero vivirla dentro de unos años con mi hijo, pero lo que jamás imaginé es que yo misma lo viviría. Me siento valorada en mi trabajo y en mi vida, y lo que es más importante, tengo independencia económica y personal.
Mi madre se alegra de que las cosas hayan cambiado, me envidia porque ahora, hombres y mujeres, somos iguales, sin diferencias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario