Abro los ojos y el humo de mi chocolate caliente hace que vea tu mirada borrosa. Se aclara pero sigo sin ver nada. No veo nada en ti. No veo nada diferente en ti de lo que soy yo.
Suspiro.
Abro los ojos, veo tu sonrisa. Se funde junto a la mía.
Suspiro.
Abro los ojos, veo tu pelo. Oscuro, negro, negro azabache. Cómo me recuerdan esos rizos a los míos…
Suspiro.
Abro los ojos, veo tu currículo; misma carrera, misma experiencia, diferente género.
Suspiro.
Levanto mi taza de chocolate. Brindemos. Brindemos por esas diferencias por las que, según la empresa, te han dado el puesto a ti…
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