Nos entreabrieron la puerta a un mundo de autorrealización y la posibilidad de demostrar nuestra valía, para cerrárnosla en las narices día a día, y es que, debemos luchar contra nuestra naturaleza; que ser padre es maravilloso y ser madre, un lastre conlleva.
El concepto de conciliación familiar, brilla, pero por su ausencia y en tiempos de crisis es impensable que se trabaje por su vigencia, es mejor enviar a casa a la mujer fértil y casadera, que ya trabajará el marido muchas horas y por cuatro perras.
Y así tenemos a muchas madres muy letradas, en casa, barriendo y tendiendo, pensando el esfuerzo, tiempo y dinero que emplearon en formarse, para ahora sentir que son menos.
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