Concurso patrocinado por el Hotel Mar Menor de Santiago de la Ribera

lunes, 11 de febrero de 2013

(78) Mala suerte

Llevaba años intentándolo. Ese día, como última opción, recurrió a los tópicos: rompió un espejo, pasó por debajo de una escalera, consiguió cruzarse con un gato negro y derramó la sal sobre el mantel. Pero no hay nada más testarudo que la suerte de modo que, por la noche, todo continuaba igual: su marido atento y atractivo, los niños tan guapos e inteligentes, el lujo ilimitado de su casa, la ausencia absoluta de problemas, ni una hebra de adrenalina descolgándose furtiva desde el techo... Todo fácil. Como una aburrida carretera sin curvas. Se sirvió otra copa de Bauget-Joutte y se la bebió de un trago, rendida, resignada a ser siempre insoportablemente feliz.

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