Tú que controlas los fríos nervios de tu mandíbula, ajena a toda sensación de victimismo, tú que impones tu circunstancia por encima de tu género, guerrera nata que emana de la tierra para susurrar sabiduría y sosiego, reivindicando solamente con tu lucha diaria lo que es tuyo, lo que es nuestro, lo que es de todos. Voces denigrantes chocan contra tu pecho y algunos mueren en silencio al sentir tu dolor, por cobardía, por falta de decencia y humanidad. Tú que lo ves todo de un sutil gris alegre, pues no haces distinciones de banalidades y lo ves todo como un conjunto armonioso. Tú, tan reivindicada por tantos, tan incomprendida para tantos que te reivindican.
No hay comentarios:
Publicar un comentario