Concurso patrocinado por el Hotel Mar Menor de Santiago de la Ribera

jueves, 21 de febrero de 2013

(185) Maitechumía

Como era costumbre, no tardaron en cantar. La canción elegida para abrir la sobremesa fue Maitechu Mía. Su marido lloraba recordando a su hija pequeña, que llevaba  meses en Ginebra buscando el Bosón de Higgs. Los platos permanecían vacíos en la mesa como símbolo del éxito. Unos platos que no tendría que fregar. Ni las sartenes ni las cazuelas, compañeras y cómplices durante todo el proceso de preparación. Los socios del txoko ya habían olvidado que una mujer había profanado su cocina por primera vez. Ya habría tiempo de cambiarle la letra a Maitechu Mía.

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