Concurso patrocinado por el Hotel Mar Menor de Santiago de la Ribera

martes, 25 de marzo de 2014

TIZA

Fue renqueando mientras llevaba en un capazo quilos de ropa sucia al lavadero. A la altura de la escuela sintió flojera en las piernas y posó el gran barreño. La nostalgia y el dolor, le subieron por el cuerpo como si estuviera detenida encima de un hormiguero de maldad. Desde el interior del aula una niña la señalaba a través del cristal. Las demás alumnas interrumpieron sus tareas para contemplar a la antigua maestra. La monja en su función de docente reprendió a las crías, y éstas volvieron a sus quehaceres. La mujer represaliada extrajo del bolsillo de su bata una tiza y la besó, lo hizo con la misma fe y esperanza con que besaría un creyente un crucifijo.

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