El príncipe miró con curiosidad el libro; era su cuento y le intrigaba. Lo abrió despacio y se decidió a leer su propia historia. Mientras lo hacía, poco a poco, en sus ojos fueron acumulándose las lágrimas y al final se emocionó.
La princesa observó también el libro con la misma curiosidad. Lo abrió despacio y se decidió a leer su propia historia. Mientras lo hacía, poco a poco, en sus ojos fueron acumulándose las lágrimas y al final se indignó.
felicitaciones excelente cuento , si me permiten me gustaria compartirlo
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