El Paraíso
Como cada mañana, Eva y Adán salen a pasear. Cierran el Paraíso con llave y dejan a la serpiente a cargo de todo. Mientras están fuera alguien llama a la puerta vendiendo desigualdad, pero ellos no están. Cuando vuelven, mientras uno lava las hojas de parra, el otro riega los frutales. Felicidad compartida. Sin costillas de más ni de menos. Sin fruta prohibida.
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