Lola trabajaba duro en Seguros Cafre, además de ejercer de "camarera" para Blas ( único escaqueándose, y hábil jugando al ordenador, pero incapaz de preparar café).
Las ventas habían caído en Cafre: con la crisis y el puñetero perro rastreador de seguros, el despido acechaba amenazante sobre ella, lo presentía.
Efectivamente, Lola fue despedida habiendo rendido más que Blas . Era injusto, pero recogió todo sin rechistar, con parsimonia y sonriente. ¡ Qué pena perderse a Blas por fin trabajando, incapaz de rellenar sin preguntar una sencilla propuesta aseguradora!
Ya en casa, comiendo, le propuso a su hijo ir a la feria:
- ¿ Qué celebramos, mamá? - preguntó, sorprendido por su buen humor.
- Que me han despedido... ¡ Y que me volverán a llamar! aseguró Lola.
Las ventas habían caído en Cafre: con la crisis y el puñetero perro rastreador de seguros, el despido acechaba amenazante sobre ella, lo presentía.
Efectivamente, Lola fue despedida habiendo rendido más que Blas . Era injusto, pero recogió todo sin rechistar, con parsimonia y sonriente. ¡ Qué pena perderse a Blas por fin trabajando, incapaz de rellenar sin preguntar una sencilla propuesta aseguradora!
Ya en casa, comiendo, le propuso a su hijo ir a la feria:
- ¿ Qué celebramos, mamá? - preguntó, sorprendido por su buen humor.
- Que me han despedido... ¡ Y que me volverán a llamar! aseguró Lola.
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