Concurso patrocinado por el Hotel Mar Menor de Santiago de la Ribera

miércoles, 26 de marzo de 2014

La decisión




Tras una segunda copa de vino, lo vi todo claro, el rojo, el suelo, las paredes…
La oscuridad ya no existía, era libre, tenía dos alas en la espalda y me disponía a volar.
Sin embargo, me quedé un rato más observándolo, embebiéndome en su rostro, castigándole con mi presencia, con mi respiración, con una sonrisa de satisfacción, y él perplejo con la vista fija en mi, inmóvil, en silencio, absorto en la oscuridad más profunda, y yo no podía dejar de mirarle.
Los papeles habían cambiado, ya no era pequeña, se acabaron las manchas púrpuras en mi piel, se acabó el miedo.
Descolgué el teléfono:
- ¿La policía? Bien, ahora ya soy libre.

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