Se llamaba María y vivió hace muchos años. Ni ella ni su marido tuvieron nunca más patrimonio que sus manos. Trabajaban unas tierras que no eran suyas y habitaban en una casa que no les pertenecía.
Se llamaba María y, entre la siega y la siembra, entre puchero y remiendo, parió ocho veces, enterró a dos de sus hijos, y vio morir a su compañero cuando aún amamantaba al último de sus retoños.
Se llamaba María y fue una heroína, aunque ninguna calle lleve su nombre, ningún libro recoja sus memorias y ninguna placa recuerde que fue cocinera y madre, y enfermera, y economista, y contable, y jornalera y...
Se llamaba María y era mi abuela.
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