Ya no podía más, estaba tocando fondo, es de estas veces que sabes que ha llegado el momento, porque tu reflexión te lleva al borde de un abismo y ya es imposible seguir.
Cuando lo conocí era un hombre atento y preocupado siempre por mí, me enamoré enseguida aunque luego llegaron esos celos infundados que nunca entendí y un control sobre mi vida que me hizo dejar de lado amigos, familia y vida propia. Poco a poco mi malestar iba en aumento, sus quejas y sus protestas eran continuas y sus palabras impropias y humillantes...cuando quise dejarlo, no me lo permitió, esa noche fue la primera vez que me pegó, un golpe seco que me dejó paralizada, sin embargo tanto se disculpó, tantas cosas prometió que lo creí y pensé que no volvería a repetirse.
Que equivocada estaba, la espiral de la violencia iba en aumento, inversamente proporcional a mi autoestima, toqué fondo y decidí marcharme, esta vez sin decir nada.
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