Aún hoy, sigo plantándole cara a la vida… después de cuarenta años, seis meses y
siete días.
A menudo me sorprendo a mí misma porque, a pesar de los golpes, los tropiezos y
A menudo me sorprendo a mí misma porque, a pesar de los golpes, los tropiezos y
las caídas, me resulta difícil poder llorar, poder derramar una sola lágrima… Tal vez mi
corazón se haya endurecido como una piedra, o tal vez me haya hecho más fuerte con
cada obstáculo superado.
He dejado atrás la mujer que un día fui para ser la que ahora soy… una ferviente
He dejado atrás la mujer que un día fui para ser la que ahora soy… una ferviente
lectora que, con sus pequeños relatos, anhela enseñar vivir la vida a lo grande.
Quizás, y solo quizás, algún día, dentro de poco, vea cumplido mi sueño, y así el de
muchas mujeres más.
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