Él le dijo "espérame". Ella se cansó de esperar.
Se levantó de aquel banco, que era exactamente igual que el que estaba más allá. Ella no era como esos bancos. Se consideraba un árbol, uno de hojas caduca. Pero su fecha de caducidad aún estaba muy lejos. En el cielo había nubes, si podían estar ahí arriba flotando ¿Por qué ella no?
Se preguntó si él estaría entrando por las puertas en ese momento y no le importó. No volvió a mirar atrás, cogió su bolso y salió de allí, tranquila, como las nubes, alta, como los árboles, sabiendo que ella es diferente a todos y cada unos de los bancos que existen en su vida.
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