Todos los días te veo aparecer, luciendo tu melena con prisas, llegando tarde entre suspiros, bostezos y cafés a medio tomar. Como si el mundo no fuera a esperar por ti. Te veo pasar cercana, indiferente corriendo para no perder el tren.
Llegas con prisa y te vas indiferente al mundo. Como si te resbalara, porque tú eres más fuerte que el y nadie puede contigo. La historia anónima de la chica del andén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario