- Para triunfar, debes ser bella. – le dijo un padre a su hija de siete años.
Esa niña creció y llegó a la universidad. Se graduó y salió a la calle para perseguir su sueño: mostrar a la sociedad y, en especial a su padre, que estaban equivocados.
Nos han hecho creer en una igualdad que no es real. Hemos logrado el derecho a voto, la incorporación al mundo laboral… Sí, es cierto. Pero ahora debemos luchar contra una más sutil y cruel muestra de desigualdad social. Nos han hecho creer que para llegar a conseguir el éxito debemos ser perfectas; debemos gustar a los demás. Sin embargo, hemos olvidado lo más importante: el amor propio.
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