La noticia del ascenso de Alejandra es la comidilla de
la oficina.Sus compañeros la miran,unos con sorpresa,
la mayoría con una envidia feroz.
Cuchichean,esbozan teorías malintencionadas,pero
nadie la felicita.Ninguno sabe de su esfuerzo,de las
largas noches con los ojos enrojecidos,robándole una
hora más al sueño,entregada al estudio.Años batallando
encarnizadamente contra el cansancio,sin desfallecer.
Desde la ventana de su nuevo despacho ve caer la
lluvia,fría,intermitente.El brazo derecho le duele,como
recordatorio de la última paliza que le propino aquel
malnacido.
Alejandra es ahora más fuerte,ha logrado quererse a
sí misma,pero está un poco sola.Le gustaría poder contar con sus compañeros,pero son hombres,intole-
rantes al triunfo femenino.
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