Concurso patrocinado por el Hotel Mar Menor de Santiago de la Ribera

viernes, 21 de marzo de 2014

ALICIA


No pudo evitar mirar de reojo la puerta del apartamento. Una pequeña “trampa” que se perdonó enseguida, como cuando era niña. El juego, inventado por y para ella, consistía en pasear por el techo guiándose por el reflejo de un espejito que sujetaba con ambas manos, teniendo mucho cuidado de no tropezarse al atravesar puertas y ventanas, además de esquivar las lámparas. Le hacía muy feliz esa extravagancia reencontrada. Así había llegado hasta el rellano, y le sorprendió la idea de que incluso podría subir en el ascensor hasta el último piso, donde se abría una amplia claraboya que auguraba un escape definitivo. Entonces se acabarían las palizas y él jamás podría encontrarla.


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