Se acostumbró la humanidad a mirarla desde el cristal de la belleza, sin percatarse de todos los matices que se escondían detrás de la misma, estableciendo los símiles entre las vírgenes y las hadas. Se acostumbraron los pueblos a olvidar que ella es fuerte, con el mismo valor o más que otros. Trabajando grano a grano, y reconstruyendo el espacio que el mundo quiso llevarse, siempre olvidando que ante todo es libre. Pues la belleza como el agua se resbala entre los dedos.
DeliriosDe.
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