Era demasiado pequeño para entender a su padre, que le decía que su madre estaba trabajando.
El querubín le preguntaba por qué, entonces, la veía pero no le contestaba.
El padre se quedó pensativo hasta que comprendió lo que le estaba diciendo.
-Porque, aunque la veas, ella está en otro sitio. No te puede escuchar.- Le respondió mientras, el pequeño, miraba las noticias en televisión.
Pero la criatura seguía sin saber cómo podía ver a su madre en aquel aparato y que no contestase a sus reclamos.
Años después, se dio cuenta que su madre había sido una pionera. Era tratada como una persona instruida y no como un señuelo sexual, algo complicado en aquel difícil mundo de la televisión.
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