Cae la lluvia, al fondo, el faro de Cago de Gata se vislumbra, difícilmente entre el amanecer. Cada día es más
duro, más penoso arrancar el coche para ir a trabajar. Cansada, desmotivada y saturada de tantas tareas,
sin encontrar a nadie eficaz en quién delegar, con el ir y el venir, entre las noches, mis sueños se aferran al
asfalto como la lluvia a la tierra árida.
Pienso en ellos, mis dos soles, con sus cabellos al viento jugando con la arena, mientras su madre retorne, medio
dormidos antes de la cena.
Ocho horas me separan, mi única luz entre la sombra, la posibilidad de un ascenso, aunque bien sé,
que éste viene, disfrazado de hombre.
duro, más penoso arrancar el coche para ir a trabajar. Cansada, desmotivada y saturada de tantas tareas,
sin encontrar a nadie eficaz en quién delegar, con el ir y el venir, entre las noches, mis sueños se aferran al
asfalto como la lluvia a la tierra árida.
Pienso en ellos, mis dos soles, con sus cabellos al viento jugando con la arena, mientras su madre retorne, medio
dormidos antes de la cena.
Ocho horas me separan, mi única luz entre la sombra, la posibilidad de un ascenso, aunque bien sé,
que éste viene, disfrazado de hombre.
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