Concurso patrocinado por el Hotel Mar Menor de Santiago de la Ribera

jueves, 6 de marzo de 2014

La disculpa

¿Había sonado a disculpa? A Marta la inundó esa sensación justo tras dejar de mover los labios, inmersos ya los dos en un silencio que se hizo eterno. Había experimentado síntomas claros de incomodidad: la mirada huidiza al murmurar las palabras, la sequedad en la garganta, y esa especie de puño en el estómago. No lo había sentido como una simple exposición de una eventualidad natural, esperable en una mujer de su edad, recién casada. “Verá, jefe, me he quedado embarazada”. No, lo había sentido como una disculpa. Perdón, perdón por hacerle esto. Entonces, allí, de pie, esperando una respuesta, Marta fue plenamente consciente: no era una empleada la que había hablado, sino una rehén de la historia.

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