Si alguien quería comer ese día, ella sería la encargada de hacer el exquisito plato; si había dinero para un capricho, primero había que satisfacer los de él; si había que decidir qué ropa necesitaban los niños, la decisión era para ella; si se necesitaba que un vestido o camisa estuviera planchado, era ella la que lo haría; si un niño se despertaba por la noche con fiebre, ella se levantaría y él seguiría durmiendo; si alguien podía tomar una cerveza al final del trabajo, ese sería él; si él tenía que entregar un trabajo a tiempo, nadie lo podría interrumpir; si ella quería leer un rato, ¿qué estás haciendo con ese libro?; si ella opinaba sobre un tema, “tú no sabes de lo que estás hablando”.
Pero de qué te quejas, si eres una mujer que tiene un trabajo y a la que adora su familia?
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