Elena finalizó su segunda carrera con excelentes notas y después de múltiples entrevistas en empresas fue seleccionada para trabajar en una conocida multinacional.
El primer día que entró en la gran sala, donde había al menos 50 personas, tras el primer momento de adaptación, comprobó con asombro que era la única mujer.
Siempre había considerado que ser mujer era muy importante, pero lo que más, sentirse mujer, por ello, tenía claro que su valía no residía en los conocimientos que aportaba a la empresa, sino como exteriorizaba esas actitudes.
Aquel día al salir al parking, había un hombre tendido en el suelo con convulsiones, los compañeros ignoraron aquella anomalía y ella lo atendió y le salvó la vida.
Fue despedida.
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