Mi cabeza flotaba entre la ambigüedad del ambiente. ¿Por que me sentía atrapada?. Mi realidad era tan distinta a mi sentir.
Yo me sentía maravillosa, ¡engendraba vida!. Podía hacer cualquier tipo de trabajo, sin embargo los demás no lo apreciaban igual. Ni lo remuneraban igual.
Y aunque eso me dolía, yo seguía sintiéndome libre. De pensamiento, de sentimiento y en igualdad.
Aunque tantos otros se resistan ante la evidencia de nuestra majestuosidad; capacitadas para infinidad de situaciones y proposiciones que la vida nos va a presentar.
Y aunque el ruido ensordecedor husmee en mi vida. Yo quiero sentirla con el amor, respeto e igualdad que sienta cualquier individuo, sea del sexo que sea.
No voy a sucumbir ante esta realidad.
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