Concurso patrocinado por el Hotel Mar Menor de Santiago de la Ribera

viernes, 21 de marzo de 2014

Destino fijado


Al llegar, descendió de los endemoniados tacones y, descalza, invadió la cocina. Ansiosamente, bebió agua y pasó por el dormitorio de sus hijos. Dormían. Despidió a la canguro que aguardaba en el salón y se enfundó el pijama mientras recordaba la penosa entrevista laboral; pagó canguro y, encima, no sirvió de nada.
El entrevistador recalcó que no era hombre. Alina enfureció, pero calló. ¡Qué difícil es ser mujer!, pensó mientras se dejaba caer en la silla que siempre la guiaba a un mundo idílico, donde era feliz. Escribir la llenaba y sobrevivía con ingresos que procedían de sus novelas. Anhelaba ser escritora; lo era.
Sonrió, rebosante de determinación y renovados ánimos. ¿Igualarse al hombre laboralmente? ¿Para qué? No era inferior.

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