Concurso patrocinado por el Hotel Mar Menor de Santiago de la Ribera

martes, 25 de marzo de 2014

CICATRICES

La de la rodilla fue con la bicicleta. Lloró como lo habría hecho cualquier niña, pero también cualquier niño, si hubiese frenado de golpe contra una pared de ladrillos.
La del antebrazo fue con aquella mampara de cristal. No es grande, pero debió ser dolorosa.
La semana pasada, en el trabajo, se hizo esa de la cabeza. Las ventanas abiertas no son amigas de los cogotes que ascienden rápido y sin avisar.
Y ahora, otra más. La más grande. En el medio del vientre, nada menos. Y todo por traerle a él al mundo.
No voy a mentir, lo que me enamoró fue su belleza. ¿Pero sabéis qué? Que no me parece menos bella por ser cada vez más fuerte.

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