Olga es una bloguera con ganas de comerse el mundo. Sin embargo, no sabe para dónde tirar. Está hecha un lío.
Tras una noche loca con su novio, escribe un relato apasionado. La aceptación es rotunda: más de 5.000 visitas en un día. No todo es satisfacción; cuelgan vídeos porno en su face y recibe emails obscenos.
― ¡Vaya porquería! Si fuera hombre seguro que nadie se metía conmigo. Pero tengo ovarios, y no es lo mismo… ―explica a una amiga.
―Olga el mundo es machista.
―Juro que no volveré a escribir otro relato picante. Es mi suicidio erótico.
―Por fastidiarles, haría lo contrario.
―¿Estás segura?
―Sí.
―Pues… ¡que les den!
Caprichos del destino: triunfa como el Avecrem.
Luna
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