Mujer, camino abierto, nido vacío, testigo mudo de cuantas atrocidades pretenden algunos cargar sobre tu destino. Alma fuerte, pasión desatada, vives cada minuto como si fuera el último resquicio de aire que te quedara. Postergada por la Historia y enmudecida por la espada, luchas por una dignidad contra la que el poder atenta cada mañana. Pero tu vientre, generador de cambio, y la mirada, sin ira y clara, protagonizan el futuro que va quedando a tu espalda. Reinventada tantas veces que ya resultas extraña, la luna guía la estela que cada noche, cuando amas, reconoce tu virtud y en un mar verde esmeralda, desliza blancos veleros por aguas que los conducen hacia un horizonte en calma.
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martes, 25 de marzo de 2014
Mujer
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