- Mi pelo está canoso, mi piel llena de arrugas, él ya no ve en mi a la mujer joven que tanto
Beatriz observó a la mujer que sentada en la playa lloraba, sus grandes ojos negros mostraban la tristeza de una mujer abandonada. Pensó en hablarle
,
pero, otra voz se adelantó a la suya.- Tienes tanto que ofrecer, el tiempo te ha enseñado a amar. ¡Qué suerte tendrá el hombre que vea en tus ojos la joven que fuiste!
Beatriz buscó a quién hablaba, allí no había nadie, solo frente a la mujer las olas rompían en la playa
,
y comprendió que el consuelo se lo daba: la voz del agua.
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