Eran las diez de la noche cuando Mercedes entraba en su casa. Había sido una jornada de trabajo muy dura. Las cuentas de la empresa cada día tenían mejores números, y eso se debía al esfuerzo de todo el personal. Mercedes tenía que madrugar al día siguiente para hacer el viaje largo de la semana, pero se negaba a rendirse a los brazos de Morfeo sin que su pareja estuviera a su lado. Carlos llegó puntual a casa. Su mujer le estaba esperando para celebrar el éxito de la empresa.
-Tú pones el conocimiento financiero-, dijo emocionado Carlos a su esposa.
-Tú diseñas los vestidos de novia-, respondió orgullosa Mercedes.
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