Durante la semana, a mi ajetreo cotidiano he tenido que sumar los preparativos para recoger mi premio literario: Hacer la maleta como las locas, viajar a la otra punta del país, escribir el discurso, elegir vestuario, pedir prestados los complementos, comprar unas medias de urgencia….
Llego al hotel con el tiempo justo de cambiarme y descubro que mis zapatos no son iguales… en cinco minutos y por diez euros consigo unos en un chino ¡Incómodos pero glamorosos!
Todo ha salido genial, al recibir el galardón de manos de la Ministra y sentir los flashes por docenas, mi cabeza iba a explotar y mi único pensamiento, era que de esta noche no pasaba el que usara el champú antipiojos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario