Aún recuerdo aquellos momentos de
tensión, mi corazón golpeando fuertemente contra mi torso, sin poder articular
palabra, el miedo apoderándose de mí. Tu cuerpo contra el mío, protegiéndome de
aquella bestia que te golpeaba sin cesar, una y otra vez, sin inmutarse ante
tus desperanzados gritos que hacían eco en la nada. Aún recuerdo como tu rostro
cambiaba, ensangrentado, olvidando el dolor, dibujando una leve sonrisa que
intentaba hacerme encontrar un consuelo que en esos momentos se me hacía
imposible. Aún recuerdo, abandonándome a mi suerte a tu pesar, haciéndome de
guía desde el más allá. Hoy con fuerzas suficientes, habiendo consumado mi
ansiada venganza, te imagino de nuevo conmigo, llena de vida… mama.
No hay comentarios:
Publicar un comentario