Le toco. No sabía la suerte que había tenido. Nunca pensó
que podía ocurrir, pero le toco el primer premio de la lotería primitiva. No se
lo podía creer. Nunca le había tocado nada en la vida. Bueno, realmente mentía,
si le había tocado. Ahora era ama de casa, esposa, madre, hermana e hija. Nunca
imagino este momento después de llevar trabajando 12 años, pero había llegado
de la noche a la mañana en este momento de crisis. No lo llevaba mal, pero
había días que estaba agotada. Disfrutaba cada uno de los momentos del día
porque no sabía lo que depararía el mañana. Por fin podría disfrutar un poco
más, preocuparse un poco menos. Le había tocado la primitiva.
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